lunes, julio 06, 2020

Dejar de publicar


Partí de la última pregunta del post anterior, ¿Por qué dejé de escribir? Y la verdad que es que la respuesta es tan simple como compleja. Nunca dejé de escribir. Solo dejé de publicar las cosas que escribía. La pregunta debería ser ¿por qué dejé de publicarlas? Y ahí sí, comienza la reflexión.

La respuesta es mi inseguridad. Fin a la reflexión. Cada vez que escribo algo lo leo y releo muchas veces pensando en el ritmo, en mi necesidad de que sea algo entretenido de leer y que no se transforme en las lateras reflexiones de personas intelectuales que tienen el tiempo para sentarse a escribir cosas. Y esa es una de mis dificultades o por ahí fortaleza. Básicamente, escribo como voy pensando, no así de literal porque pienso en cinco cosas a la vez, pero voy desenredándome mientras escribo -de hecho, debería estar trabajando ahora-

Cada vez que me pasa algo, pienso en cómo escribirlo… en la estructura, en cómo podría contarlo (¿a ustedes les pasa eso?). Creo que el ámbito académico destruyó un poco las ganas de abrir word y escribir porque sí. Y ahí comienzo a responder el porqué no publicarlo. 

Estuve involucrada en “lo académico” como tesista y docente un par de años, el cuestionamiento constante y la auto exigencia de tener que decir algo con respaldo académico, fue matando un poco las ganas de escribir de lo cotidiano y la verdad fue matando mis ganas de pensar “sin respaldo académico”.  Me liberé de esos prejuicios el día que me pregunté a mi misma, para qué hice la maestría y la verdad y tal cual como en alguna conversación con mis amigas, también extranjeras en Argentina, concluimos que “todas y cada una de nosotras arrancaba de algo” y terminamos descubriendo de qué arrancaba cada una. Seguramente lo concluimos borrachas.

¿De qué arrancaba yo? Creo que eso es algo que da para largo así que me haré la Larry y quedará para otro momento.

Pero volviendo a lo anterior, creo que la realización de la maestría no tenía que ver con proyecciones laborales y/o dentro del ámbito académico, sino que más bien tenía que ver con aprender y aprenderme más. Y en eso saqué 10 en todas las materias (si, en Argentina la escala es de 1 a 10), aprendí y me aprendí harto, aunque en el sistema de competencia capitalista actual por lo menos una vez al mes alguien me pregunta y “¿por qué no terminas el magister?, seguramente ganarías más plata” “¿y todo lo que invertiste?” y bueno… a veces pienso que, de terminarlo, lo haría solo para cerrar ciclos, pero tengo tantos ciclos abiertos en mi vida, que no es algo que me estrese.

En fin, la presión académica, me hizo más insegura. Y poner atención en los otros me hizo pensar que debía volver a esa estabilidad que dejé, sobre lo “importante” que es el futuro. La misma estabilidad que hoy me tiene en un vaivén de decisiones, sensaciones, emociones, proyecciones y todo lo terminado en “ones”, queriendo irme a vivir a China y partir de nuevo (digo China, por decir cualquier lugar… se entiende ¿no?). ¿Ya hablé de los ciclos?

Pero bueno… deje de publicar y pasaron varios años, así que tengo mucho que mostrarles para llegar al hoy, mi día 116 de cuarentena. Ahí vamos.

domingo, julio 05, 2020

Antes de continuar

La última vez que escribí en estos lados fue el 2014, hoy seis años después me aventuro a intentar escribir nuevamente. Hay cosas que definitivamente tendría que borrar, pero decidí dejarlas para leer "lo hueona" que era antes y así ser un poco menos hueona ahora. En realidad, solo lo dejé porque haber sido media hueona construye lo que soy hoy... frases clichés, pre armadas, a ratos siuticas, pero en ciertos momentos reales.

Y ahí vamos... ¿por qué dejé de escribir?