lunes, julio 30, 2012

Menjunje


Cada vez que vuelvo a ese lugar me pasan cosas, se me revuelven las emociones y mi afán de lucha vuelve a renacer y renace por cada una de las personas que están allí. Cuando me preguntaron si podía ir hoy, tenía tanta angustia que no me sentí capaz, pensé en renunciar a la opción. Me mentí diciendo que era poca plata, que emocionalmente no estaba bien y muchas cosas (cosas que por cierto, pueden ser), aunque capaz que ni siquiera quede… pero rescato muchas cosas.

Primero una persona me dijo que me agradecía por querer trabajar con ellos, porque la mayoría de las personas los discriminan, la mayoría de las personas se aleja de ellos, porque están cochinos, porque tienen piojos y otras cosas, me agradeció por estar dispuesta a escucharlo, por interesarme en su historia. Me contaba que se estaba preparando para el día del niño, estaba juntando plata, y por eso no había tomado éstos días, me dijo que llevaba dos mil pesos, que quería comprarle una tortita a su hijo con síndrome de down que ese era su objetivo de la semana, fue ahí como me sentí una mierda… no por no conocer ello, sino que por no recordarlo siempre. Me sentí estúpida pensando que mi vida se venía abajo porque un hombre me dejaba, me sentí estúpida pensando cómo lo iba a hacer sin trabajo y me sentí aún más estúpida pensando en que nada tenía sentido, me dio pena.

Un hombre de calle ebrio, me contó que comenzó a tomar porque su señora lo dejo, él sentía que no tenía nada sin ella y comenzó a vivir en el alcohol, dentro de mí le decía “no sabes como te entiendo” pero debía decirle que no era el camino; él no tenía a nadie. Yo, lo tengo todo. Tengo unos amigos increíbles que no han dejado hundirme, me dicen cosas duras que me hacen crecer y me hacen ver las cosas con claridad, tengo una familia que está conmigo por mas que yo decida dejarlos fuera y por sobre todo tuve una historia de más de seis años que me hiso aprender muchas cosas, sobretodo me enseñó a vivir. Por ahora no puedo obligar a amar, pero si puedo amar sin esperar nada a cambio.

Ni siquiera sé, si iré a trabajar a aquel lugar… lo que sí se es que cada día es un aprendizaje nuevo, hoy estoy dispuesta a vivirla. No quiero más decepciones.

lunes, julio 23, 2012

Desde la panza


Escribir lo que pasa, siempre me ha hecho bien. Después me gusta volver a leer y sentir lo que sentía en ese momento. Lo malo de éste momento es que no me siento bien, me siento mal física y emocionalmente, siento a cada minuto mi colón como si tuviera vida propia, siento mi cabeza estallar y mis ojos hinchados, todo ello con la angustia y la pena que se siente en el pecho. No sentía eso desde el momento en el que vi un mensaje que me decía que mi abuela había muerto y yo estaba en Cochabamba, Bolivia. No sentía ésta angustia desde esa vez, sentía que no podía llegar al funeral y no podía abrazar a mi familia. Ese tipo de angustia es lo que hoy siento… y ahora no es por la muerte de alguien, sino que más bien es por la muerte del amor, no de mi parte por eso la angustia. Desde esa angustia es desde donde escribo, escribo con una sensación de sin sentido, de los proyectos que tenía y quería de mi vida con ese compañero que tenía, que hoy no está.
Nunca en mis relaciones me había proyectado tanto a futuro y quizás nunca lo dije, pero más de una vez sentí que nos quedaban muchas cosas por hacer. Aunque suene cliché hasta en algún momento me imagine con hijos y con un excelente compañero, con ese compañero que también veía como excelente padre. Soñaba con lo que se nos venía, planificaba cosas y sentía que teníamos mucho que hacer… pero olvide algo: la pasión. La pasión de sentirnos uno y luchar contra una rutina que nos comía, olvide demostrar qué tanto lo amaba y aunque suena cursi todo lo que escribo soy capaz de darme cuenta de mis errores, aunque no fue solo mi responsabilidad, lo asumo.
Tengo rabia, porque me enseño a levantar mi mano y luchar y hoy es él el que abandona el camino. Tengo rabia porque no era el momento, necesitaba que me acompañaran… en éste preciso momento en el que me caía. Sé cuáles son las cosas que me tienen así, identifico mis situaciones de estrés con claridad, pero necesitaba a mi compañero a mi lado, él no lo entendió así. Sé que no veníamos bien, pero bueno pensé que podían ser solucionables.
Hoy, me queda hacer cosas que no quería. Toda mi vida pensé en lo triste que sería vivir sola, nunca fue lo que quise. Y hace más de seis años que venía escribiendo una historia, que hoy tiene un final que yo no quise, hoy hubo un final… el amor se acabó!